Nos lo habian dicho pero no nos lo creiamos. En recorrer los 240 Km que separan Luang Prabang y Vang Vieng podian tardarse entre 7 y 10 horas en autobus publico. Salimos a las 15:30 y llegamos a las 00:30 de la noche. Nueve horas de paradas, descansos, carreteras y curvas imposibles, montagnas, tramos sin asfaltar, bueyes de agua cruzando la calzada, nignos corriendo o en bici y cientos de obstaculos que alargan cada dia este trayecto aparentemente corto.
Si se toma con paciencia resulta un viaje precioso a traves del abrupto Laos. Como anecdota curiosa podemos resaltar que dos de los pasajeros, unos chavales de nuestra edad, estaban armados con rifles AK 47 (Kalashnikov). No llevaban uniforme y a nadie parecia inquietarle. Tuvimos la suerte de que uno se sento al lado del Ibrahim y otro a mi lado con el armatoste apuntandome a 2 cm de la pierna. Mi gracioso acompagnante se dormia y apoyaba su cabeza sobre mi hombro. El sobresalto llego cuando el camarada termino de dormirse sobre mi y en mi momento de mayor nerviosimo dejo de asir el arma que se estrello contra pasillo del autobus entre el estruendo y el susto de los pasajeros. El arma no se disparo afortunadamente y no hubo ningun problema.
Nunca sabermos si estos chicos eran guardias del autobus, militares, policias o civiles armados, lo que yo si se es que por mucho que haya jugado al Enemy Territory, las armas de verdad no me gustan nada.